domingo, abril 29, 2007

Sublimación


Aquella intensa furia y ese odio que le carcomía las entrañas se apaciguaron súbitamente. Miró la escena con terror y dejó caer el machete. Un intenso escalofrío le atravesó el cuerpo como un sable partiéndola en dos. El pavor comenzó a recorrer su cuerpo célula por célula. No le importaba la sangre, no le importaba ese cuerpo descuartizado, no le importaba el castigo que iba a recibir, no le importaban los vecinos golpeando insistente y escandalosamente la puerta, ni siquiera le importaba que esa mujer la había acompañado desde el momento de su gestación, lo único que pasaba por su mente era: “¿Y ahora que va a ser de mi vida sin mamá?”.